Cuando abren los museos de la memoria, los recuerdos pasean despacio y las horas desbordan debajo las sábanas.
Las noches ya no son negras, ahora son blancas y en ellas podrás ver mi sangre y mis huesos tratando de escapar hacia la mañana. Y cuando llegue, la mañana ya no será blanca, será negra y con ella cubriré mi rostro para que nadie pueda ver mi angustia.