Coje mi maleta y tírala bien lejos, quiero ir sin equipaje a mi nuevo hogar. Los libros que leí, las frases que dijiste, todo lo que sé y todo lo que creo se quedará aquí. No llevaré nada, salvo algo de vacío con el que pueda envolverme como si fuera un regalo. También algo de tiempo para poder malgastar y mis juguetes rotos para bailar con ellos por si suena música triste.
Coge mi maleta y tírala bien lejos, que el tiempo se me acaba –no queda casi nada–.
Cuando vuelva, si es que vuelvo, no quieras consolarme y no preguntes nada, tan sólo coge mis pedazos y escribe en ellos la historia de mi vida. Cuando lo hayas hecho entierralos bien hondo y deja que la lluvia caiga sobre ellos…
Sólo entonces será cuando pueda sentirme libre.