Nuestra tristeza 

Movida por el viento pasea oscura, flotando, buscando un rostro que cubrir. Cuando la nube desata su tormenta, llueve en tu mirada y también en la mía.

Pero quiero pensar que la nube negra no forma parte de nosotros.

Solamente viene.
Simplemente va.

Ajena a sus miradas enturbiadas. Adónde la mueva el viento caprichoso, ese que aún hoy sigue abofeteando nuestro rostro.

Pero cuando la nube se vaya a otro lugar para llover en una nueva mirada, las huellas que haya dejado en nosotros serán nuestras y sólo nuestras.

Y esas al menos, a pesar de quedar marcadas para siempre, ya no volverán a hacernos daño. Nunca más.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s