Pienso en el viento de Otoño que pasa de largo, que viene o nos lleva y nunca se queda…
En un instante sabemos cuando por siempre se cierra una puerta y todo lo demás quedará detrás…
Me quedo a éste lado de tu orilla:
Recuérdame mientras comprendas que mi puerta se mantuvo de par en par abierta.
El día que el viento del invierno sople muy fuerte me iré con él y cuando sientas el frío en tu rostro, mis labios en los tuyos dejarán su huella de escarcha.
Y así, de cada nube blanca tendrás que rescatar un bello poema y recitarlo cada noche, pues tras cada puerta oscura que quede cerrada, estaré para escucharlo.