Esas noches contagiosas que me vigilan hasta que caigo dormido (y también durante el día).
Esos días de Invierno de esa vida de Otoño, fugaz, que se escapa entre mis manos frías (también de Otoño).
Ya veremos a dónde marcharé cuando decidas quedarte, mientras, ensayaremos el sonido del agua que cae, la que emborrona los recuerdos gratos (y los más dolorosos).
Te presto el silencio que queda tras mis pasos largos, los que huyen de todo (de ti también) haciendo ese viaje que nunca acabaré porque todavía no he partido.