La anciana de la calle 24

En la calle 24 ha habido un asesinato:
Una vieja mata a un gato con la punta del zapato.
“Pobre gato.
Y qué hija de puta, la vieja de los cojones.
Ojalá reviente”.
Es lo que dijo la gente, cuando la noticia se extendió por todo el barrio.
Las protectoras de animales la denunciaron y el juez la condenó a prisión, pero por su avanzada edad no llegó a entrar en la carcel.
Todo el barrio dejó de hablarle. Algunos la insultaban. Los padres apartaban a sus hijos de su camino. Los tenderos se negaban a venderle cosas. Los dueños de los bares y los bingos no la dejaban entrar.
Repudiada, triste y sola no le quedó más remedio que cambiarse de casa.
Se mudó a la calle 25 de otro barrio y todos se alegraron de que se fuera excepto la gente del nuevo barrio que también conocían la historia.
Al poco tiempo, la vieja se suicidaba.
Se tiró por la ventana.

Los niños inventaron una cantinela:

En la calle 25
una vieja ha dado un brinco
y saltó por la ventana
a la calle 26
5 gatos la observaban
en la calle 27
y en la calle 28
se pusieron a maullar.

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