El vuelo de mis palabras, en invisible espiral asciende como el humo, inconsistente y difuso, caerá como cenizas sobre aquello que escribí.
Resuena el eco de mis pasos como huellas de infinito hacia la sombra.
Qué fue lo que vi en sus ojos, que tras su brillo se escondía el universo más oscuro y hacia él sigo proyectado, pues sólo quiero contemplar el mundo desde esa perspectiva. Y cuando lo alcance me buscaré bajo la lluvia pero no me encontraré porque ya me diluí en el agua fría de mi tormenta. Enjaulado en invisible celofán, el reflejo en los charcos será lo único que quede de mis letras mientras éstas aún me mantengan engarzado al mundo.