La libertad no es un camino, es un final. Alcanzarla es una victoria. Solo o acompañado, en el momento en que la tenemos la hacemos siempre nuestra. Ocurra lo que ocurra después.
Le di la libertad a mis sueños, ellos vuelan en círculos amplios sobre mi cabeza. Yo los miro desde abajo y los envidio. Con los ojos llenos de nostalgia, no dejo de desearles suerte. Porque en ellos hubo y habrá algo de mi y también de ti.
Unidos en el recuerdo o en la realidad, sé que tuvimos la suerte de poder compartir esa libertad que echó a volar nuestros sueños.
Si tus ojos también están llenos de nostalgia, mira hacia arriba y deséales la mejor de las suertes.
Sólo de esta manera, algún día podremos volar con ellos, libres. Mientras otras miradas llenas de nostalgia, nos mirarán desde abajo, y envidiarán nuestro vuelo amplio.