A causa de los imparables contagios, el estado de alarma se prolongó primero dos semanas, luego 6 meses y después 20 años.
Aún recuerda la noche del estreno, sus compañeros de función huyeron como ratas por la cuarentena pero él decidió quedarse y actuar. “El espectáculo debe continuar”, sigue repitiéndose cada noche, justo antes de salir y darlo todo frente a su público imaginario.